Hola, aqui reportandome despues de muchos siglos de no estar presente, pero bueno que les cuento, les dejo el primer capitulo de Aquimista, Espero que sea de su agrado y no se olviden de comentar, jamas olviden que su participacion y opinion son importantes para mi.un abraso enorme para tod@s y l@s dejo leyendoAnny
Cuando tenía cinco años mi madre
murió por una enfermedad y mi padre se fue a los pocos días, jamás logre
entender por qué. Desde ese día mi tío Frank se hiso cargo de mi.
Frank es un señor muy poco
agradable, es huraño y no disfruta ni un poco de la vida, jamás lo he escuchado
reír, él estuvo casado, pero su esposa murió en los años fríos (así le llamamos
a los año de guerra entre los brujos y los alquimistas), la verdad es que yo
era muy pequeña para recordar lo que sucedió, además vivamos tan lejos de
cualquier peligro que yo no supe de la guerra hasta muchos años después, mi
nana dice que desde ese día es así.
Yo a diferencia de mi tio
disfrutaba de todo, bueno “casi” de todo, lo único que me disgustaba era el
colegio, o al menos las clases, fuera de ello era genial, vivir la vida al
límite junto con mis amigos más cercanos.
Mi vida en si no tenía muchas
complicaciones, todo me era brindado, si no era por las riquezas de mi tío yo
me lo podía conseguir con mi alquimia, eso enfadaba a mi tío, me decía que
había que respetar el principio de todo y que era importante mantener el
equilibrio, bla bla bla, no hacía más que sermonearme por todo.
Esa noche estábamos cenando en
esa enorme mesa en donde solo estábamos mi tío y yo, era ridículo, tener una
mesa tan grande para solo dos personas.
-
Llamo tu director en la mañana –comento mientras
aderezaba su ensalada.
-
Pues no tenía porque –refute.
-
Tal vez llamaría menor si tus calificaciones fueran más
elevadas Elizabeth.
-
Mis calificaciones serian mejores si sus clases fueran
más interesantes.
-
Pues si no te esmeras, no me quedara otra opción que
tomar tu educación en mis manos – me amenazo.
Rodé los ojos, el sermón se
acercaba cada vez más, sería mejor que dijera algo antes de que…
-
Elizabeth, al ser alquimista deberías comprender que
todo en la vida necesita un equilibrio, no podrías transmutar una barra de pan
si la formula necesaria y la cantidad correcta de ingredientes, ¿Lo entiendes?
-
Si, si, para poder obtener lago también se tiene que
dar algo del mismo valor – masculle – pero nada puede tener el mismo valor.
Mi tío suspiro frustrado y
continuo comiendo.
Siempre era lo mismo, eso era lo
que no soportaba, tanta monotonía.
La mañana siguiente me prepare
como todos los días para ir al colegio, con ese ridículo uniforme, siempre
trataba de ponerle un detalle personal. Baje en silencio las escaleras y casi
me arrastre por la pared para que mi tío no me viera salir pues llevaba la
falda demasiado corta para su gusto y lo que menos quería era otro sermón de
cómo vestirme adecuadamente.
Corrí por el extenso jardín hasta
salir de la propiedad de mi tío, siempre que salía me sentía completamente
liberada, en aquellos enormes pastizales verdes un poco crecidos y el paisaje cierto
por una ligera neblina, mi clima favorito. Los terrenos estaban marcados por
pequeñitas murallas de piedra, así sabias en donde comenzaba uno y terminaba
otro
Llegue al colegio y salude a mis
amigos, ellos mencionaron que abría una fiesta en los terrenos de la familia Claude,
lo que me convenía pues quedaba relativamente cerca de casa de mi tio, podría fugarme
por la noche sin que se dirá cuenta.
-
Seguro que no te lo pierdes – dijo William.
Josh era el típico chico guapo
del colegio, todos querían salir con él y yo tenía que sentirme orgullosa de
que el solo se fijara en mí, aunque claro, la mayoría de los chicos se fijaban
en mi, y como no hacerlo, tal vez suene un poco egocentrista pero los genes de
mi madre eran predominantes en mi, para decirlo de una manera cotidiana yo era
muy bonita.
Las clases pasaron rápido aunque
aburridas como siempre, volví a casa a paso lento, Erik llevaba mi mochila y
Zack llevaba mi chaqueta, no había nada mejor que tener mis propios esclavos personales.
Mi tio me esperaba en la entrada
a sus terrenos parado con propiedad frente a la reja.
-
Gracias por traerla a casa –les dijo a mis amigos y cogió
mi chaqueta y mi mochila.
Ellos asintieron de forma dudosa,
se despidieron rápido y se fueron corriendo, como si mi tío los estuviese
apuntando con un rifle o algo similar.
-
Esta tarde practicaremos con tu alquimia, vino el
profesor Ulrich Weber -e dijo mientras
entrabamos a la casona.
Eso me saco una sonrisa, Ulrich,
el amor de mi vida, o al menos lo era de forma platónica.
Ulrich era uno de los alquimistas
más renombrados de nuestros tiempos, estaba e sus mejores años, tenía treintaidos,
solo el doble de mi edad y un par de años menos que mi tío. El era su mejor
amigo, se conocieron en los años fríos y eran los mejores amigos, casi como
hermanos, por eso Ulrich jamás se fijaría en mí, el solo me veía como su
pequeña discípula.
No recuerdo cuando fue el día que
conocí a Ulrich, siempre estuvo allí, cuando era pequeña lo veía como un tío
mas y siempre que lo veía me cogía en brazos y me hacia cosquillas, jugaba a
todo lo que se me ocurriera, a los samuráis, al médico incluso a la hora del
té, se dejaba maquillar y poner pelucas. Después cuando cumplí trece años me
fugue por primea vez de mi casa, y él fue quien me encontró, me había perdido
rumbo a la ciudad y me encontré con una manada de lobos, él me rescato y muy
pronto deje de verlo como un tío y me enamore de el como una loca.
Llegue a la sala en donde Ulrich me
esperaba sentando cerca de la chimenea. Mi tio como siempre nos dejo solos para
poder practicar a nuestro gusto en cualquier lugar que se nos antojara, ese día
me tocaba a mí escoger el lugar y escoja el jardín al otro extremo de la casa
en donde mi tío no pudiese echar un vistazo.
Comenzó a hablarme de cómo formar
un círculo de transmutación con una fórmula perfecta, yo me desabroche algunos
botones de mi blusa para dejar de entrever mi escote y entonces mientras el dibujaba
el circulo en el piso me acerque a el de manera cuidadosa y sople de tras de su
oreja.
Ulrich reacciono con un respingo
retrocediendo un poco. Después comencé a acariciar su cuellos con la yema de mi
dedo índice y eso lo desconcentro por completo y lo obligo a mirarme.
-
Ya empezamos –murmuro con un dejo de fastidio.
-
¿Qué tiene de malo? – pregunte mordiéndome el labio –
¿O me vas a negar que te gusto?
Él rodo los ojos y se cruzo de
brazos.
-
Ya hemos hablado de esto –me repitió –ya te he dicho
que pares, que yo soy muy mayor para ti y no te puedo ver más que como una niña.
Era verdad, ya me lo había
repetido en múltiples ocasiones, aunque más bien tenía que ver con una ocasión
en la que se quedo en casa y yo me metí en su cama.
-
Te lo advierto Effy –dijo con severidad –si sigues con
esto tendré que contarle a tu tío, no creo que le vaya a hacer mucha gracia.
Chasque la lengua, esas palabras
me fueron suficientes para estarme quieta el resto de la clase.
Ulrich se quedo a cenar y yo ya
estaba desesperada por llegar a la fiesta, fingí sentirme un poco mal y me
retire a mi habitación, sabía que nadie me molestaría en toda la noche pero aun
así le puse el pestillo a la puerta. Me arregle para la fiesta con un vestido
muy corto de color negro y unas zapatillas que me terminaría sacando antes de
que acabar la noche pero valdría la pena.
Al llegar a la fiesta no salí de
la pista de baile en toda la noche, me movía al ritmo de la música sin impórtame
si tuviese acompañante o no, estaba disfrutando en verdad de esto.
William no se separo de mí en
toda la noche, tratándome como una princesa, eso me gustaba de él, William era
muy apuesto y tenía la sonrisa más encantadora de todo el universo, si no
estuviese tan enamorada de Ulrich apuesto que este chico seria quien me robaría
el sueño.
Avanzada la noche unas bolas de
fuego pasaron por encima del lugar, todo parecía parte del espectáculo hasta el
sonido de explosiones pusieron en silencio a todo el lugar.
Las alarmas que no habían sonado
en años comenzaron a chillar y el caos comenzó.
Todos los muchachos comenzaron a
correr para refugiarse y yo me quede pasmada viendo como todo a mi alrededor comenzaba
a incendiarse.
-
¡Effy! –escuchaba como William me gritaba.
Quería seguir su voz pero las llamas
me mantenían dentro de un círculo evitando que pudiese moverme.
-
¡Effy! –esta vez fue Frank quien me grito.
Mi tío brinco aquellas llamas y
me rodeo con sus brazos, de pronto una enorme ola de agua helada nos baño por
completo. Me aleje de mi tío y visualice Ulrich apoyando sus manos en un
circulo de transmutación.
-
Han comenzado de nuevo –dijo mi tío.
-
Ahora más que nunca debemos proteger a Effy –cometo Ulrich.
¿Proteger a Effy? ¿Protegerme de
que?
1 comentario:
me gusto mucho, aunque la niña se me hizo un poco rebeldona, espero que sigas publicando esta historia, asi ya tendria otra cosa mas en la cual entretenerme
por cierto bonito diseño!
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